Chau  

Posteado por mi, o sea: ☀Pau☀

Cada día se cierran 674.228 blogs en el mundo. No da para hacer un drama de esto, escribir una carta de despedida, exponer razones, mencionar a los que me acompañaron, prometer que el contacto seguirá vigente, ilusionar con que prontito regreso (o ilusionarme con que alguien se ilusiona con mi regreso).

Puse mi primer post el 17 de Abril y aunque no pasó mucho tiempo viví de todo. Así que me digo, y de paso les digo que Mis Cosas & Mil Cosas:

Duró poco pero lo disfruté mucho.

Mi pie izquierdo  

Posteado por mi, o sea: ☀Pau☀

¿Quién se acuerda de esa película? Yo la vi cuando ya era una película vieja y me sirvió para enamorarme de Daniel Day-Lewis, que ya también era viejo pero de ahí me quedó latente el amor por los caballeros mayorcitos (en especial con ese nombre).

Bueno, toda esta intro para traer a la mente lo útiles que son las partes del cuerpo que a veces debemos privarnos de usar. Favor de abstenerse de comentarios picarescos sobre el celibato porque hablaba de mi pie izquierdo.

No es de público conocimiento pero para algunos no es novedoso que practico deportes fuertes. Y bueno, como todos me advirtieron: a golpes se hacen los hombres pero se deshacen las mujeres. Tarde o temprano me iba a ocurrir y me ocurrió en mi clase de kickboxing de anoche. En plena práctica, me disponía a impactarle mi pie izquierdo a mi oponente y viendo que ella no tenía correctamente protegido su rostro decidí en una fracción de segundo cancelar la patada y terminé cayendo con total torpeza y cruel comicidad sobre el lado derecho de mi cuerpo.

Resultado Nº 1: Esguince de muñeca y fractura de segunda falange del meñique derecho.


Resultado Nº 2: Pasé a ser temporariamente uno de esos personajes que para lograr su desempeño diario necesita contar con la colaboración de sus cercanos.

Resultado Nº 3: Comenzaron a aparecer personajes que sospechaba que eran incondicionales pero acá se juegan y convierten mis sospechas en hechos contantes y sonantes. Puntualmente un caballero que se niega a ser mencionado y no puedo hacerle trampa (porque en este momento está tipeando lo que le dicto) se ha convertido literalmente en mi mano derecha haciéndose cargo desinteresadamente de asistirme en tareas de blog, cortarme la comida, aguantar mis lamentos y las  ligeras  alteraciones de mi humor, sumado a otras funciones que ya cumplía y no describiré por pudor (de él).

He descubierto, no sin sorpresa, que la motricidad de mi mano izquierda es menos inútil que lo que me venía prometiendo desde que la conozco y que la suma de los tres deditos del medio más el pulgar de mi derecha no suplen al meñique por el que nunca di un centavo.

Valió la pena tener que sufrir de dolor para sentir que elegí bien a la persona que lo aliviana.

Valió la pena evitar el uso de mi pie izquierdo para descubrir qué valiosa que es mi mano derecha.

Undo… tré… cuá…  

Posteado por mi, o sea: ☀Pau☀

No quiero saber nada de "jamás me arrepiento de lo que hice sino de lo que no hice" es una hermosa filosofía de vida, denota la valentía de haber tomado caminos inciertos y haber aprendido la lección si después nos damos cuenta de que eran incorrectos.

Pero igual nos arrepentimos de cosas, así que usted jovencito de la fila del medio, sí sí, usted que se las sabe todas: ablande su corazoncito por un minuto, sáquese los dedos de la nariz y admita que a veces mete la pata.

Estamos tan tecnologizados que notamos a diario mil veces que la informática se metió en nuestras vidas: no concebimos una jornada laboral sin PC, tenemos internet en cada lugar en el que nos metemos y donde no hay una fichita ethernet es porque hay conexión inalámbrica. Online estudiamos, trabajamos, encargamos pizza, bloggeamos, compramos, nos distendemos chateando y nos amargamos cuando falla la conexión.

Cualquier distraído podría asegurar que la compuatción se metió en cada pequeñez de nuestra vida diaria hasta que algo sucede y descubrimos que al teclado de nuestra vida le falta una tecla:


Y nada menos que la Z domas y caballitos!!! No solamente no la pronunciamos con su ibérica articulación interdental, fricativa y sorda sino que no la tenemos en actos cotidianos donde hace falta y se la extraña:

  • Me pasé un semáforo rojo y 2 segundos después escucho la sirena del patrullero.
  • Se me quemó la tortilla por meterme a darme una "duchita rápida".
  • Le dije a ese chico divino pero comprometido que es divino.
  • Me compré una tele o una mochila apenitas más barata que la de mis sueños y anhelo la otra.
  • Me acordé del cumpleaños de alguien que quiero 3 días después.
  • No llamé a una prima para su cumpleaños (aunque me lo acordé) porque es insoportable.
  • Me propuse cortarla con los dulces y llegué a casa con 2 paquetes de chocolate artesanal.
  • Pensé que el solcito de las 6 de la tarde no necesitaba filtro y estoy hecha un camarón.
Bueno, la lista es infinita y este post es para que me ayuden a completarla.
¿Cuándo necesitamos que la vida real tenga "Ctrl Z"  (o Cmnd Z para Mac Users)?
Y de nuevo, eso de que todo es aprendizaje y que nuestros errores nos enseñan, etc. etc.: divino. Pero que nos arrepentimos nos arrepentimos… y el que diga que no se arrepiente de nada que tire la primera zeta.

¿Te conozco?  

Posteado por mi, o sea: ☀Pau☀

El tipo se metió en el negocio no como si fuera a comprar sino como si él mismo fuera la mercadería.

No era un horario muy concurrido (martes a la mañana) y las casas de antigüedades nunca se llenan como una de videojuegos, así que lo usual es que el cliente pase, mire, revise y se vaya o se acerque al mostrador con alguna consulta/compra. Pero justo hoy había un poco de gente. La cuestión es que el gordito de barba, sin pasearse entre los artículos en exposición se acerca al mostrador y respeta su segundo lugar en la cola esperando que un cliente terminara de pagar. El que estaba por salir lo saluda feliz y le da la mano. Ante la llegada de un cliente me acerco con mi misma sonrisa gentil, ni más pronunciada ni menos que siempre: la misma.

Camino al mostrador hago una escala disimulada de medio segundo para escupir el chicle. En esa fracción de tiempo el dueño del local abandona su oficina y con una sonrisa que habitualmente no practica me pide que lo deje atender a él al cliente que acababa de entrar. Extraño, siempre me pide al revés. Sin mucho preguntar me dispongo a pegar la media vuelta y en mi movimiento puedo notar que el cliente que ya se iba sigue con su enorme felicidad pero ahora posando frente a su celular y abrazando al nuevo cliente que estaba por ser atendido. Me asombró tanto esa escena que no me terminé de ir para ver hasta dónde llegaba este ataque de dicha que les pegó a todos los presentes.

El dueño sacó de abajo de la manga una simpatía que no le conocía. Saluda muy efusivo al nuevo cliente y despide muy amablemente al que se iba y hasta me integra gentilmente al grupito y me presenta con el de barbita. El cliente, muy correcto me da la mano fuerte y me sonríe mirándome a los ojos como esperando ser reconocido. Es Nick Johnson, me dice el dueño y atino a contestar: "Hi, Nick".


Doble desilusión (o tal vez triple):

1 Nick Johnson está acostumbrado a que donde llegue se le separen las aguas para hacer entradas proféticas, pero esta vez recogió apenas un cordial "Hi, Nick". Pude imaginarlo descolocado como si Mick Jagger se subiera al metro de Nueva York y nadie lo reconociera, dolorido y hasta insultado por la indiferencia con que los no famosos nos relacionamos a diario. Me imaginé a Sabina tomando un vuelo de Lima a Hawaii: miles de fans despidiéndolo en un aeropuerto y el sonido de grillitos recibiéndolo en el segundo.

2 No estoy acostumbrada a ver famosos, no sé cómo reaccionaría. No sé si me sacaría fotos, si le pediría un autógrafo o si fingiría calma para que no me dé vergüenza ser tan mortal. A Maradona lo hubiera abrazado hasta perder compostura, total él ya está acostumbrado y difícil que lo vea por segunda vez en mi vida. A Darín le diría que pasé toda mi adolescencia enamorada de él y que me debe al menos un beso. ¿Pero a Nick Johnson? Es como pasar la tarde con el Dalai Lama sin tener idea de quién ese viejito de ropita excéntrica.

La desilusión "yapa" sería la que generamos entre los que sí se entusiasmaron con el famoso que no reconocimos. La gente que estaba ahí esperaba en mi la misma emoción que sentían ellos. Es como si en un campamento, a nuestra carpa se acercaran 3 aliens saliendo de su nave y uno de nosotros prefiriera quedarse adentro con los jueguitos de su celular.

No sé si esta mañana dí vergüenza por ser tan indiferente a la mega-estrella, si pasé por una agrandada que lo ignoró o si causé admiración por lo natural que me comporto con ese tipo de visitas, lo que sí, me quedé con ganas de conocer a algún famoso.

Vieja desconocida  

Posteado por mi, o sea: ☀Pau☀

Mi mamá me dijo que no hablara con extraños pero más de la mitad de los extraños con los que hablé se convirtieron en mis amigos de fierro. Entonces me confesó que ella misma alguna vez fue una extraña, que ser extraño es inevitable pero muy distinto a ser ajeno.

Me dijo que no es eterna y que tenía que apurarse a enseñarme a volar porque no son los pichones los que abandonan el nido sino los viejos.

Me dijo que no llorara por idioteces porque todas las lágrimas son iguales a la vista de los demás y el que agota la atención ajena en raspones no consigue asistencia en quebraduras.

Me dijo que cuidara una mascota aunque sea chiquita o una plantita aunque no me guste, aunque me queje del trabajo que da. Que ojalá me encariñe mucho y que entienda cómo me retribuye pero si no, es suficiente con que la observe mucho. Que note que estoy cuidando algo vivo y que de mi esmero o indiferencia cambia su calidad de vida.

Me dijo que no sabe qué es la muerte pero que la de los demás es una mierda y que es un pago injusto para el que cuida algo vivo y se encariña mucho. Me dijo que la muerte propia no debe ser tan mala, que si uno tiene al día todas las cuentas se lleva esa tranquilidad a la eternidad.

Ella cuidó a mi papá.

Yo no cuidé a mi albahaca por una semana. Está tristona y arrugadita pero hace dos días que le doy agua y sol y parece haber revivido.


No sabés cómo perfuma el balcón, me tiene menos tristona y arrugadita.
Cuidame, viejita desconocida.

Todo bien  

Posteado por mi, o sea: ☀Pau☀

Buenos Vecinos  

Posteado por mi, o sea: ☀Pau☀

¿Quién nunca buscó en Google su nombre?

Todos los que levantaron la mano pueden tomar asiento, son unos chicos muy buenos y a los otros les espera el infierno por mentirme en mi propia cara. Yo busqué mi nombre varias veces (como vos aunque no lo admitas y no la sigo porque me sube la presión) pero a mi me fue como el reverendo google. No es que esperaba ver mi biografía ni la misma cantidad de fotos que la perra esa de Angelina Jodí pero algo al menos que haga mi anonimato menos evidente. Encima no aprendo, sigo buscando, avanzo en las páginas y encuentro fotos como esta alegría para los roedores (click), como esta bella ubicación (otro click) o como este bofetón a mi buen nombre y honor (último click).

Bueno, precisamente porque todos (aunque los tres esposados que se están llevando no lo reconozcan) han pasado por esta experiencia autorreferencial es que modificaré los verdaderos nombres de los personajes que mencionaré en breve, aunque estarán a disposición de quien me los requiera en consulta particular de aranceles accesibles.

Mis vecinos son muy generosos

Y no lo digo sarcástica, de verdad que lo son. Cuando nos cruzamos en el ascensor son cordiales, cuando me ven salir con la bici me ayudan a sostenerme la puerta abierta, me aguantan algunos excesos sonoros o me lo reclaman con cortesía. Siempre alguna sonrisa se cosecha entrando o saliendo del condominio.

Cuando llegué a vivir al edificio contraté a Comcast que me iba a dar televisión por cable, teléfono fijo e internet de alta velocidad. Todo en un solo paquete. Buenísimo pero con el correr del tiempo preferí cambiar de cable a satélite y anular el teléfono fijo que jamás usaba y al quitarle dos servicios al paquete ya no fueron tan eficientes. Por un tiempo luché para que me mantuvieran la señal de internet, que en realidad debían llamarlo interminet porque me llenaron de excusas pero el servicio era intermitente.

En unas de las veces que perdí señal, buscando en las opciones de mi AirPort descubrí que mis generosos vecinos acudían nuevamente a mi salvataje. Se me ofrecían gratuitamente sin contraseña las redes inalámbricas de mis vecinos A y B que aparte eran estables. Comencé a usarlas con un poquito de culpa, como con miedito de que les estaba haciendo daño a estos chicuelos. Lily (amiga y turra, en ese orden) me abrió los ojos a una serie de nuevas realidades:

  1. Que alguien les quite señal para cosas livianas no los perjudica.
  2. Jamás van a saber que alguien les quita señal.
  3. Si lo llegan a descubrir jamás sabrán que fui yo.
  4. Puedo usar a veces la red A y a veces la red B para que cada vecino sospeche menos.

Además no tengo idea qué vecinos son los dueños de esas redes, así usar algo ajeno que no sé a quién pertenece es como menos descarado (o al menos un golpe más suave para mi conciencia).

La cosa es que corté el servicio de Comcast y llevo meses dando vueltas por todo el departamento con mi laptop viejita y destartalá pero fiel y en todos los rincones encuentro señal. A veces A se pone más débil y B está hecho todo un semental, a veces es al revés y otras veces se ven a los dos como cansaditos pero entra en escena un tal C muerto de ganas de llenarme la compu de bits y megas.

Cierta tarde la ☀Pau☀ (como me encontró Google en un sitio catalán y especulo con la llegada del amigo Jove para ver si sabe de qué se trata), o sea yo, bajó a disfrutar de las sombrillitas de la piscina del edificio y descubrió no sin agradable sorpresa que las redes solidarias inalámbricas y sin contraseña de los vecinos A, B, C y el recién llegado D estaban en su máximo esplendor y deseosas de estallar en borbotones de internet.

Navegué toda la tarde, blogueé, chateé, bajé música, contesté e-mails y hasta busqué mi nombre en Google (sí, como todos ustedes) a mis anchas y despatarrada sin temor de tomar cuanto el manantial informático me ofrecía.

En un momento, se me acerca con carita de buen vecino preocupado un señor mayor, y después de un par de formalidades cortitas va directo al grano:

–Usted, señorita ¿tiene buena señal de internet acá?

Todos los dedos del Juicio Final apuntaron a mi rostro que en una fracción de segundo adquirió el color del más avergonzado de los tomates. Estaba frente a ABC o el recién llegado D y aquel anonimato del que tomé por meses bits y megas tenía gorrita con visera y carita de preocupado. ¿Le miento que tengo servicio propio y que pago extras para que llegue tan lejos de mi departamento? ¿Le reconozco que todas las veces que él tuvo media señal yo tenía la otra mitad? ¿Le digo aidón piquínglish y salgo corriendo? ¿Me saco la bikini y le pregunto si le gusta la pornografía? De abajo de la manga me salió una respuesta que no sé si me creyó: No lo sé, estoy leyendo no navegando.

El Sr. ABCD o tal vez E me contestó sonriente:

–American Corporate… la mano derecha no sabe qué está haciendo la mano izquierda. Anulé el servicio de Comcast hace dos años, ya no me lo facturan, todavía no me lo cortaron y capto señal hasta desde la placita de enfrente.

Cómo manejar las pasiones  

Posteado por mi, o sea: ☀Pau☀

Tomen nota porque este post se trata de un pequeño aunque altamente efectivo manual de cómo convertir una justa calentura en un acto de amor al prójimo.

Hace unos días di a conocer en varios foros mi descontento con la existencia de Facebook, no sólo jamás he creado un perfil en esa red social sino que no me entretiene el sitio y hasta me da cierta paranoia la cantidad de información que queda en manos de entes controladores.


Sin embargo Masa, un usuario curioso de esa tan amplia y unida comunidad matando su soledad de forma productiva descubrió que mi mail tenía un perfil de Facebook con una cara, un nombre y un apellido que no necesariamente se asemejan a mi fisonomía de origen:


Sin deseo de fanfarronear, no nos parecemos mucho. El caballero se llamó a sí mismo Jimmy Churry, un hecho desbordante de creatividad y jolgorio pero en su diversión puso mi mail!!!!  ¿Con qué derecho, amigo Jimmy? ¿Con qué permiso? ¿Nos conocemos? ¿Te debo algo?

Yo, idiotita e inocentemente, recibía con frecuencia mails provenientes de Facebook y los iba ignorando suponiendo que eran mails colectivos de esos que no manda nadie ni van destinados a nadie pero andan merodeando por el ciberespacio y aterrizando de mail en mail como abejita recolectando el néctar de las flores. Hasta que maternalmente Andreita me dijo con ternura budinera: "te están hackeando zonzita"(lean el rosa como rosa porque me lo dijo en rosa) y en 5 segundos me guió paso a paso en esas tierras facebookenses donde soy forastera, para arrebatar mi propia identidad y que lo que era mío regrese a mi.

¡¡¡Ídola Andre, te agradezco montonazos!!!

Cambiamos contraseñas de Facebook, Hotmail, Blogger y hasta del microondas, pensamos seriamente cerrar esa cuenta que jamás abrí y cuando se me bajó el pánico de haber sido revisada y que se metan entre mis cosas, me dio como penita cerrar el Facebook de Jimmy Churry. No sé, es que entre las 4000 estupideces que tenía había también cosas divertidas como su obsesión con los sandwichitos de miga o un álbum de fotos de su supuesta fiesta de 15.


De alguna forma he hecho las paces con el estúpido de Jimmy Churry (al que jamás sabré quién es ni cómo contactarlo). Hasta adopté unas medias re-mononas que las puso en joda pero están lindas de véritas.

Así y todo no puedo dejar de preguntarme qué cuernos tiene alguien en la cabeza cuando elige lo que ya tiene dueño. Si todo es gratis en internet ¿qué necesidad hay de agarrar una cuenta de hotmail de otro? ¿querés saber de mi intimidad? Hacete amigo mío y te cuento lo que te interese. ¿Te gusta demasiado el nombre que me elegí para mi e-mail? Pedímelo en buena y a lo mejor hasta me abro otro y te dejo ese… no sé, puedo ponerme de tu lado y cederte lo que busques o negociarlo, pero no me lo arrebates, no te lo lleves sin permiso, no te metas en mis cosas y ojo: no toda persona en pánico se apiada como yo de tus chistes idiotas, otros te van a bajar todos los dientes.

Me quedé pensando qué es la intimidad, qué es la propiedad sobre algo, cuál es el morbo de hurgar las pertenencias ajenas y hasta se me ocurrió un ejercicio. Hace un ratito abrí una cuenta de gmail y un blog (http://blog-incierto.blogspot.com) pero la diferencia es que los datos privados los hice públicos:

Usuario Blogger y/o Gmail: mailquenospese
Contraseña: mail1234

Y dejé bien a la vista la contraseña en la cabecera del blog, el que quiera que entre como invitado, como dueño, que se ponga como autor del blog, que cambie todas las preferencias, que postee, que suba fotos, que lo ignore: Hagan lo que quieran, ahí hay un blog  y un e-mail que puede llegar a ser de todo el pueblo o quedar abandonado como otros millones.
Si alguien de los presentes desea como experimento sociológico-antropológico darle uso y divulgar su existencia, sepa que me genera mucha curiosidad ver qué ocurre en ese blog público y si en cambio a nadie le llama la atención un mail y un blog al que le conocemos su contraseña: tampoco jodan los mails de los demás.

Nada más, no hagan el esfuerzo de quitarme la sonrisa que estoy de vacaciones.

Volver  

Posteado por mi, o sea: ☀Pau☀

Aunque el olvido (que todo destruye) haya matado mi vieja ilusión, guardo escondida una esperanza humilde… Es que vengo de una semanita muuuuy a media máquina, con piratería de libros, destrucción de tecnología y apología del uso de sustancias de uso restringido pero fundamentalmente con ganas de parar un poco la pelota. Para cerrar la primera mitad del año dignamente, hoy es mi primer día oficial de vacaciones (aplausos por favor, pequeños disturbios y pronta reacción policial).

Y ahí está mi esperanza humilde: no hacer nada. O mejor aún: no responder a ninguna obligación cotidiana, social ni laboral sino dejarme llevar por lo que vaya surgiendo. Una semanita nada más, no es tanto lo que me corresponde pero me tiene que alcanzar.

Cuando era chica, a veces con mis viejos nos íbamos a Colonia por el fin de semana. Un plan espontáneo, no muy lleno de pompa ni glamour pero suficiente para pasarse el "shampoo al revés" y lavarse la cabeza por dentro. Pocas veces se prendía mi hermano, el dulce la jugaba de playboy, deliraba con una reputación que cuidar y no podía subirse a un ferry que jamás abordaría Britney Spears ni tuviera cancha de tenis en la cubierta. Pero en el fondo es como uno de esos perros de campo que comen cualquier cosa que encuentran por ahí y no les cae mal.

Bueno, esas pocas veces que Marchi venía con nosotros el viaje era otra cosa. El loco es de esos calladitos que se les nota lo que están pensando, y para colmo siempre están pensando alguna salvajada. Cuando achina un poco sus ojos y finge no sonreir, ya se sabe que se está riendo de alguien en su cara.

Dejemos a Marchi de lado por un minuto porque la historia de hoy es otra y tiene que ver con las nostalgias del Buenos Aires pasado, con la belleza atemporal de una ciudad más fuerte que todas las crisis, todos los oficialismos y todas las epidemias de pena y olvido que la habitan. Esa ciudad porteña de mi único querer tiene miles de encantos, tantos que nadie conoce todos y los que alguna vez la vieron desde el Buquebús al anochecer deben haber imaginado que cada una de las lucecitas que se adivinaban desde la distancia eran la historia de alguien que la encendió: la esperanza del dueño de un negocio de terminar el día con alguna venta más, la enamorada preparando la mesa para su galán, las luces del taxi que llevaban al enamorado a la casa donde estaban poniendo el mantel, una luz tenue de un papá contando el último cuentito del día y otra luz bajita aturdida en un antro nocturno.


Buenos Aires brillaba de luces y se veía su silueta recortada en el cielo de la noche nublada de verano. Muchas familias habían pensado en escaparse del calor porteño y tomarse un respiro de dos días, así que el barquito venía tapado de gente. No me acuerdo si había aire acondicionado, ventiladores o un calor agobiante, pero la idea de salir a la cubierta a tomar aire estaba buena.

Mi papá, siempre con una mano en uno de mis hombros (siempre) hizo un movimiento con los dedos que me dio la orden de no avanzar. El resto de la familia frenó al lado nuestro. En la barandilla del ferry, acercándose a mi Buenos Aires querido, un señor sin compañía contemplaba hipnotizado la ciudad que se nos acercaba lentamente emborrachada por el vaivén del ancho río marrón. Alrededor de él no había nadie, como si todos los pasajeros estuviéramos respetando el pacto de no irrumpir en su intimidad con el reflejo de las luces sobre el agua. Él y Buenos Aires eran dos amantes comiéndose a besos durante un reencuentro deseado con todo el cuerpo. Los envolvía un halo místico que delataba las historias que él mantenía atrapadas en el tango que iba silbando: Volver.

Me animé a preguntar en voz bajita qué significará para ese hombre volver a su ciudad. Mi mamá con un tono indiferente me recordó que lo vimos en el viaje de ida, o sea que estuvo lejos de su casa dos días. Marchi achinó los ojos y sin contener la carcajada agregó: ¡Forrrro!

Meme Lo Hizo  

Posteado por mi, o sea: ☀Pau☀

El 9 de Julio me llegó un regalito del Intendente Etienne. Tengo que admitir que para muchos ese tipo de regalitos es también un compromiso así que aunque me lo disfruté mucho decidí cambiar un poco las reglas del juego para que nadie se sienta presionado o en falta después de mostrarme la uña de su dedo mayor mientras los otros 4 dedos descansan sobre su palma.

El regalito es un juego que consiste en agarrar el libro que tengas a mano, abrirlo en la página 161 y copiar en un post la 5ta frase completa. Una vez hecho esto había que mencionar 5 blogs y pedirles que hagan lo mismo con los libros que están leyendo, pero ahí es donde modifiqué un poco las cosas para que nadie se sienta con derecho a vaciarme un catálogo de puteadas en la cara.

Empiezo por contar qué leía en ese momento y después paso a la mecánica de este "meme" transvestido en piratería barata:

Cuando recibí el meme yo andaba tratando de ampliar mis conocimientos culinarios y tenía un libro producto de una duda antigua: "Si los voladitos son tan imaginativos, ¿cómo es posible que sólo fumen  porros o coman brownies?" y la respuesta la encontré en el libro que estaba leyendo. Lamentablemente no llega a las 161 páginas y el formato del libro no me permite identificar la 5ta. frase, así que dí ese libro por no participante y agarré otro el que ando leyendo: "Gomorra" de Roberto Saviano.

No tengo claro si frase es oración o párrafo y como la página 161 no tiene 5 párrafos veamos qué nos dice este denunciante de la Camorra napolitana en su 5ta oración:

☀☀☀
"El día del funeral del Papa, Roma era un hervidero de gente."
☀☀☀

Bueno, cumplida mi primera parte del pacto, acá va la parte que le meto el cambio. En vez de nombrar a 5 blogueros que me cuenten qué andan leyendo, dejo a disposición del público ambos libros para quien desee bajarlos y leerlos o ignorarlos haciendo uso de su total derecho a la indiferencia libreril.


El que estoy leyendo (Gomorra) lo pueden bajar en PDF  haciendo click aquí y el de recetas faloponas clickeando acá. Aclaro que no tengo mucha experiencia en subir cosas a internet, así que si algún link deja de funcionar acepto recomendaciones para arreglarlo o les envío por e-mail el o los libros a los interesados.

De todas formas, les interese o no bajarse estos libros, me interesa saber si los conocen, qué les parece o qué recomiendan leer. Para los que no están muy interesados en la lectura, por no excluirlos de esta charla les dejo de regalo este bonito iPhone:


Y para los que odien el iPhone les tengo también esta bonita sorpresa:


Ahora, si no les gusta ni leer, ni cocinar, ni prenderse un porretillo, ni los iPhones ni destruirlos ¡¡¡Me están complicando el día!!!

Al final la final  

Posteado por mi, o sea: ☀Pau☀

En el día de la Patria me detuve a observar cómo se perciben las cosas desde lejos y no me detuve en un punto que considero fundamental: "Cómo manipular la percepción ajena"

No hablo sólo de caretear, aparentar, mostrar únicamente el lado lindo de una persona al presentarse sino de algo bastante más de estatura peatón. Yaqui, una amiga de otra época que le perdí el rastro vivió en Brasil toda su infancia y es casi brasilera , así que desde su brasileridad contaba con conocimiento de causa que al brasilero le gusta ser percibido como alegre.

Todos imaginamos que en Brasil hay gente que se deprime, psicólogos que los atienden y funebreros que los entierran cuando ya se suicidaron, pero compramos el carnaval carioca. Nadie puede imaginar el Festival Anual del Reggetón de Viena, pero estoy segura que aparte de los valsecitos y los lagos al costado del palacio debe haber una movida urbana underground y vieneses que perrean hasta las 11 de la mañana.

Alguien prefiere que se compren esas postales típicas y está bien. Los pueblos tienen identidad y hay algunos ciudadanos que no responden a ese estereotipo pero la imagen está formada y aceptada por las mayorías.

Ahora, lo curioso, y prácticamente agradable es cuando algo que no existe le ponen imagen. Desde mi perspectiva de mirar a mi país a través de una cerradura me entero las cosas como quiere que las vea Clarín.com, Telefé Internacional y algunos medios menos masivos (guarda que no me meto a hablar ni de política ni cómo se esconde o distorsiona la información porque ahí patino).


Lo que me tiene completamente despistada es qué tan exitosas son las cosas que nos cuentan los medios que las producen. Por ejemplo, Clarín no deja de hablar de su hijo favorito (Tinelli y el éxito de Gran Cuñado) y ya compré: tienen razón. Son exitosos y la gente vota personajes con la misma pasión y la misma irresponsabilidad con que vota candidatos reales.

Ahora: ¿Son exitosos los exitosos Pells? ¿le va bien a Julián Weich? No sé si me mienten o no pero a veces los miro y están buenos los programas. Pero también pasan cada programa que no puedo creer que hayan sido furor en Argentina.

A Francella lo odio desde que era chiquitita (no sé, tiene cara de que se apagan las cámaras y es el garca de tutti capi) pero ametrallan con sus comedias sin gracia y carcajadas de fondo que ayudan al espectador a adivinar que acaba de pasar un chiste. Lo mismo con la versión criolla de La Nani o Hechizada (a lo mejor fueron pasión popular y me perdí la manipulación a la masa y no me convencieron de que eran  genialidades). El humor ácido de CQC lo conocía de antes y lo había aceptado, así que ahora hay que acostumbrarse a Ernestina y el programa es más aguachento pero todavía les creo si me dicen que les va bien.

Lo que no termino de entender es si Operación Triunfo es un éxito rotundo que mueve masas y convierte enormes talentos en grandes celebridades o un experimento de laboratorio de hacerle creer a un chico humilde que puede cantar como Cristian Castro, tener la seducción de Freddy Mercury, el dominio del show de Sabina y el respaldo de la compañía disquera más poderosa de la humanidad que lo va a mandar a la estratósfera de la fama a la velocidad de una sonada de mocos de futbolista.


Este fin de semana se define la gran final en última gala y todavía no compro el paquete completo. ¿Hay que ponerse contentos por los contratos millonarios que firmarán los ganadores o los acaban de arrancar de su vida sencilla pero segura para hacerlos creer que van a tener triunfos en un territorio peligroso donde todos los que juran que los apoyan están a punto de darles la espalda?

Somos distintos  

Posteado por mi, o sea: ☀Pau☀


Hace algún tiempo mi amigo Silvio interesado en conocer detalles de mi forma de vida lejos de los pagos me preguntaba si alguna vez fui a ver un partido de los Heat (el equipo de basket de Miami). Bueno, la respuesta fue no pero me dejó pensando en cómo se percibe desde lejos las cosas que le pasan al otro. Si en vez de preguntarme por los Heats me hubiera preguntado por los Dolphins o los Marlins también le hubiera dicho que no pero habría tenido más argumentos (si hay alguien en la sala que conozca las reglas del béisbol, disfrute del juego y sea fanático de algún equipo no le creo).

Me viene pasando cada tercer jueves de noviembre que, además de ser el Día de Acción de Gracias y no se va a trabajar, también es una fecha cercana a las finales del football americano, así que hay como una euforia y una algarabía de banderines y tipos calientes porque le robaron un resultado o se le lesionó un jugador… pero dentro de toda esa efervescencia yo no estoy, lo miro desde afuera, no lo entiendo y hasta me parecen como nenes peleando por cuál héroe tiene mejores poderes.

Igual mis vecinos no entienden la pasión por el fútbol, les parece inaceptable que jueguen una hora y media y hagan 1 gol ó 2 y hasta a veces ninguno. Hasta Obama en esta foto está pensando "¿Con las minas que hay en este país, me tenían que regalar una remera firmada por 11 tipos"


Pero la otra cara de la moneda es cuando el que llega a otras tierras intenta modestamente ser un mensajero de las costumbres entre las que se crió y dá ganas de mostrarlas para matar algunos prejuicios (que Latinoamérica no es un solo país y que no se parecen en nada, que en Argentina no usamos sombreros mexicanos ni bailamos como Daddy Yankee, que Buenos Aires es una ciudad comparable a las grandes capitales del mundo, que hay una movida cultural fuertísima, que hace siglos abandonamos el primitivismo que sigue habiendo en África, etc. etc. etc.) entonces les mostramos fotos, les hacemos conocer cine, tango y rock del bueno, los tratamos de integrar cuando hay algún asado y que prueben nuestro malbec, nuestras empanadas, nuestras facturas y todo eso que nos tiene sanamente orgullosos.

La verdad que lo que se puede hacer no es mucho pero tenemos grandes aliados: los profesionales.

Es que desde que alguien corrió la bola de que los profesionales argentinos son competentes y baratos es común encontrar contadores, enfermeras y publicistas argentinos por todos lados. Y los publicistas (aunque insistan en llamarse publicitarios inisisto en llamarlos publicistas) son excelentes ejemplos. Los tipos traen una formación académica de muy alto nivel, tienen el training de sacar ideas creativas con poca plata y vienen muy estimullados de un ámbito donde todos los días ven muy buena publicidad en la calle, en las revistas, en la radio y en la tele.

De este modo, se ha conseguido sostener la idea de que la publicidad argentina es alto nivel. Pero lamentablemente el común de la gente no lo sabe ni tiene cómo comprobarlo. Podemos llenar las vitrinas de las grandes agencias con Clíos y Cannes, pero a la hora de demostrar de qué estamos hechos: ¿Somos grandes campeones con dificultades para clasificar, o estamos muy adelantados para nuestro tiempo?

Aquí va un ejemplo de una serie de comerciales que vienen haciendo hace años, pa'que analicen y saquen sus propias contusiones:



FICHA TÉCNICA
Cliente: Kendal Toyota
Agencia: González
Director: Claudio González
Talento: Michael González
Camarógrafo: Claudio y Michael González (depende de quién esté frente a cámara)
Iluminación: La Sra. de González
Guionista: Ausente con aviso

Gente 3: Mi Jefe  

Posteado por mi, o sea: ☀Pau☀

Todavía estoy en la duda de si este post se tiene que llamar como se llama o: Blogs Vacíos. Bueno, en los últimos 10 minutos ya le cambié el nombre un par de veces, creo que la decisión final será al azar y la tomaré medio segundo antes de apretar el botoncito naranja de "Publish Post".

Igual voy a hablar de las dos cosas: de mi jefe y de los blogs vacíos. Mi jefe no tiene la culpa de parecerse a Mr. Charles Montgomery "Monty" Burns pero al menos podría hacer el esfuerzo de no ser tan mala onda.



En los años 90, en plena buenaria se le murió la mamá. Oh! qué pena dirán muchos, vamos repitan conmigo: Oooh-queeé-peee-naaa. ¿Y usted señor? Sí, el del saquito verde ¿no se lamenta con nosotros? Ahhh, el señor es el hijo de la difunta pero no se lamenta tanto porque la susodicha le heredó una pequeña fortuna y como él sabe disfrutar de las pequeñas cosas de la vida, acababa de comenzar su buenaria.

Repito: una pequeña fotuna. No gran cosa pero lo suficiente para que se le suban los humos a la cabeza, se compre un descapotable y se despierte en su entonces temperamento de empleado, todo su potencial latente de engreído, intratable, arbitrario, irrespetuoso, incoherente, pretensioso, ventajero, aprovechador, difamador, altanero, desconfiado, sobrador, temerario y malhumorado. Ojo: no tiré adjetivos feos porque sí, atrás de cada uno de ellos hay por lo menos una historia que lo justifica.

Una joyita el caballero. Bueno, en realidad una joyita le dejó la mami porque entre los bienes que heredó había un reloj del tiempo de la guerra con aplicaciones en oro. Era más caro por viejo que por el oro que tenía, pero alguien le avisó a este señor que vendiendo ese reloj en subastas de antigüedades podía comprar otras cosas antiguas de menor valor, restaurarlas, revenderlas y comenzar así una cadena comercial.

Mal no le fue, más que nada porque comenzó con un buen capital inicial, así que invirtió en un local grande (desde donde paso mis días sonriendo al público o blogueando y bostezando cuando no hay a quién sonreírle), bien ubicado en una zona típica de casas de antigüedades.

Bueno, tiene miles de detalles de jefe insoportable que me los paso enumerando en silencio y pensé que los iba a escribir acá pero me parece que sería más un exorcismo que una anécdota. Lo que sí me dejó maravillada es la liviandad con que propone cosas incorrectas, como si no estuvieran mal o pensara que una es tan idiota que no lo va a notar.

Por ejemplo, si tiene que pedirme como favor que las horas extras de un sábado que vine se las facture en vez de pagármelas como extras, me dice "así vos pagás los impuestos y me evito yo meterme en esos gastos". ¿Falta de picardía para pedir, descaro o se caga en la gente? Bueno, de idioteces como esas hay unos pocos miles pero la más rara de todas fue la que me dejó dudando sobre el nombre de este post: Blogs Vacíos.

Mi jefe siente que como lleva casi 10 años en el negocio de las antigüedades, ya se ha convertido en una eminencia, entonces llegó la hora de pasar toda esa sabiduría a las nuevas generaciones. Con ese fin abrió un blog donde habla de cuánto entiende del negocio. Y lo tiene muerto de la rabia que ya pasaron 3 meses desde que abrió el blog y todavía nadie lo visita y nadie le deja comentarios. Entonces me pidió que visitara ese blog seguido, no para aprender de su preclaridad sino: ¡¡¡para dejarle mensajes!!! No entré ni una vez (y no pongo acá un link a su blog para que nadie se tiente de visitarlo), y no sólo que me lo reclama sino que me pide que me invente varias identidades para que parezca que hay muchos comentaristas. ¿No es patético?

De algo me sirvió la estupidez de este adinerado pusilánime. Me di cuenta de que la gente abre blogs y que después pasan cosas que nunca nos vamos a enterar (otras sí)… que los blogs se abandonan y ahí quedan. Una puede pasar por el blog del chino, dejar un comentario y saber que el chino no está ahí para reírse, quejarse, enojarse, suprimirla, amenazarla con abogados por acoso ni nada. El chino no está.

Hay otros que apenas pasaron del primer post. Y hay otros que apenas abrieron su blog, se eligieron un nombre, le manipularon la estética, propusieron una unidad temática, prometieron futuras publicaciones y ahí murió todo el entusiasmo inicial.

Son blogs que existen, pero no para el dueño ni para el lector. Entonces me retiro a mis aposentos con verdaderas dudas existenciales:

Qué cuernos es la existencia si debo admitir que lo que transcribo a continuación existe.


Páginas doradas, tiempos dorados  

Posteado por mi, o sea: ☀Pau☀

Vuelvo a aclarar que tengo 26 años (27 en dos meses, no tres, bueno no sé, miren el contador de la izquierda). Aclaro eso porque cuando una entra a comparar las cosas actuales con cómo era todo en otra época ya empieza a parecer vieja. Sinembargamente, voy a comparar.

Hace unos años atrás era más común que la gente tuviera teléfono fijo y no celular. Y ni que hablar de e-mail.

A pesar de que las comunicaciones eran más rudimentarias existía una herramienta de vital importancia: La guía telefónica.



Es verdad que esos libracos se pusieron incómodos por gigantes, pesados y anti-ecológicos y también es cierto que los motores de búsqueda nos tienen acostumbrados a encontrar información sin recurrir a listados interminables o a depender de no pifiarle con el orden alfabético. La cosa es que se modernizaron también las páginas blancas y las páginas amarillas en páginas web (qué curioso: el huev también es blanco y amarillo) pero no se modernizó la información.

Hoy en día la mayoría de la gente tiene como primer número el celular y ya muchos ni siquiera tienen teléfono fijo en la casa pero la guía telefónica sigue siendo (al menos mayormente) de teléfonos fijos. Y lo que es peor: si alguien quiere dar con el celular de una persona a la que le conoce el nombre, el apellido y la dirección no hay manera. Y ni que hablar de e-mail.

Antes uno buscaba los números de teléfono de los famosos en la guía igual que buscaba la palabra culo en el diccionario. O se podía elegir víctimas cuidadosamente por sus apellidos para hacerles llamados idiotas:

– ¿Habla la señora de Parada? Siéntese entonces.

Estaría buenísimo que exista la guía del teléfono celular o la guía de los correos electrónicos, pero los últimos tiempos empezó como una histeria con el tema de la privacidad: todos tenemos celular, uno o más correos electrónicos, facebook, blog, fotolog y pochoclog pero nadie quiere compartir la información privada, todos se cuidan para no "exponerse" demasiado. Pertenecemos a varias redes sociales y comunidades virtuales pero usando seudónimos (antes los alias eran de uso exclusivo para los delincuentes y los jugadores de fútbol). Así que aunque en Facebook tengamos un listado de 354 amigos, nuestro celu que no salga publicado en nuestro perfil. 

A todo esto, los editores de las antiguas y aún útiles guías telefónicas nos contestan con un prolongado y estúpido silencio. Ya no parece que están tomando envión para arremeter con todo en breve sino que se retiraron admitiendo que los atropelló la modernidad.

Ellos quedaron pasmados, verán cómo lo resuelven pero a mi que alguien venga y me cuente en qué consiste ese jueguito de estar muy muy muy conectado pero que nadie acceda a nuestros datos.


Gente 2: Gonzalo  

Posteado por mi, o sea: ☀Pau☀

Siempre me llamó la atención esas películas y esas series de televisión donde el protagonista consigue estacionamiento en la puerta del lugar donde iba, sale del auto en un solo movimiento, y en tres saltos está frente a su víctima (o su protegido) para decirle dos palabras convincentes, divertidas e irrefutables.

¿Ese tipo que sale triunfante de todas las situaciones sólo existe en la ficción? No no no. Damas y caballeros: han conocido ustedes a Gonzalo.

La primera vez que lo vi estaba sentado a cinco alumnos de distancia en la secundaria. Era el más fachero de la clase: pelito lacio largo, sonrisa permanente, ojos claros de mirada profunda y una expresión de que estaba pensando alguna broma. Me pareció tan lindo que no me di cuenta de que su nariz tenía como un codo en el medio. Pero eso el año siguiente ya no estaba, ahí me di cuenta de que el joven estaba dispuesto a invertir unos pesitos en ser perfecto.

Éramos unas tres o cuatro las idiotas que nos babeábamos por Gonzalo y llegué a odiar a Alaska (no me pregunten el nombre pero a esa chica la llamábamos así). La loca le permitió ser su valijita y él la llevaba de un lado para el otro y no porque se hubiera enamorado como un adolescente, bueno era un adolescente, sino porque el culito de Alaska aportaba a su imagen de ganador. La mirada de Gonzalo lograba convertir en transparente todo aquel ser que no tuviera grandes chances de ser perfecto, integrar su núcleo era imposible pero muy muy esperado. Yo sabía que era un hijodeputita pero me tenía boba.

Con el tiempo se dieron tres accidentes: amigos de amigos de Gonzalo eran amigos míos y andábamos por los mismos lugares, Alaska se fue a otra escuela y yo (sin saberlo) era la segunda de su lista. Bueno, lo que sigue es una historia de amor, es ridículo seguir contando como se dieron las cosas pero Gonzalo no era tan guacho sino que era un winner descontrolado.

Ni siquiera se proponía ser un ganador. Pero atrás de esa imagen avasallante de tipo que no se despeina en el huracán descubrí un buen compañero, un amigo incondicional, un tipo inteligente y… ejem… un buen amante y… luego un esposo. Bueno, me casé enamorada de Gonzalo, era imposible no enamorarse de un chico tan… tan… tan todo. Nunca se le pasó una fecha, ha sido muy galante y muy generoso, romántico. Y sus genes ganadores eran auténticos, el loco no andaba en ningún negocio raro, no tenía contactos que le facilitaran las cosas pero le salía todo bien. Nunca lo vi masticando chicle pero siempre tenía aliento a menta. Nunca lo vi arreglándose el pelito pero siempre lo tenía perfecto. Nunca lo vi haciendo colas ni colándose ni sobornando para entrar pero en la puerta de todos los boliches, restaurantes, bancos y lugares para hacerse el documento, Gonzalo se acerca a la entrada, hace un par de preguntas a alguien de la puerta, conversa unos minutos y lo atienden.

Gonzalo es de esos que llega a otro país (dato real en Chile) y ya en el aeropuerto se le acercan desconocidos para ofrecerle traslado a cuenta del hotel (y sin haber hecho reservan en ningún hotel). Debe ser porque el loco tiene pinta de celebridad, se ve como una mezcla de actor de telenovela juvenil con empresario emergente pero en la vida real es un simple oficinista que ha escalado puestos lentamente, sin pisar cabezas y a fuerza de sacrificio. Así y todo (ya casados) consiguió el máximo galardón laboral de toda su carrera: el traslado a Miami.

Lo conversamos mucho durante mucho tiempo. Aceptar el traslado era el sueño de su vida y casi no se interponía con el mío que era recibirme en Bellas Artes. Digo casi porque si se hacía el traslado en ese mismo momento yo tenía que interrumpir mi carrera pero ahí apareció el hombre que conquista el mundo con su sonrisa y el poder de la palabra y postergó su traslado un año.

Bueno, ya en Miami, con esposa recibida el caballero del buen puesto de trabajo no exigió a la señora que se consiguiera un empleo de lo que fuera sino que se tomara el tiempo que fuera necesario en encontrar algo de su especialidad pero, para no dejarla decaer ni aminorar su imagen de marido ganador: ella "podía" (tenía que) pasar unas horitas diarias en el gimnasio para seguir siendo objeto de deseo y de imagen del marido. No me quejaba mucho al principio, después de terminar los estudios tomarme mi tiempo para aclimatarme a Miami hasta conseguir un buen empleo y mientras tanto hacer buena vida no era para quejarme. Peeeeeero…

Comencé a conversar con desconocidas del gimnasio y una joven indiscreta prometió delante mío (por no conocerme) que iba a convertirse en la próxima víctima de ese joven que ya se había cojido a todas las atorrantas del gimnasio. Dicho en castellano antiguo: Gonzalo me estaba cagando.

Al deshacerse la madeja aparecieron en el historial del maridito feliz otras señoritas miamenses y atando cabos y llevando el cronómetro para atrás aparecieron otras en Argentina. El muy guacho se acostó con todas mis amigas y las muy guachas formaron una red de encubrimientos perfecta que duró años y kilómetros hasta que se destapó la olla. En resumidas cuentas: desde Alaska hasta Miami, el Gonza se cojió a todas mientras yo recortaba figuritas como el viejo Matisse o me preocupaba de que mis tríceps no se ablandaran.

El resto también vamos a hacerlo rapidito: bronca, llantos, vergüenza, divorcio, juicio y paquete de guita para la tontorrona que soñó que esa naricita de Photoshop podía traer al mundo una nueva generación de winnercitos.

De esto pasaron ya 3 añitos, el joven Gonzalo subió casi 10 kilos, perdió el empleo y el pelo, sus amiguitas se casaron y su ex esposa aprendió a ganarse la vida, a elegir mejor a sus amistades, a no necesitar de una catarata de éxitos para sentirse bien, a soñar nuevamente con el amor y a contar algunas indiscreciones en un blog (más que nada para que alguien le mande saludos a Gonza y le cuente que sin él se vive mejor).

Tecnología del Carajo  

Posteado por mi, o sea: ☀Pau☀

Dedicado a mi querido amigo Capitán Pelela
(sin más razón que sus muestras de afecto, compañerismo y su cuota social al día)

Tal como lo advirtió el Presbítero León Sebastiangelli: voy a seguir hablando de gente. Hay personas que significan algo importante para mi (bueno o malo) y otros que simplemente tienen alguna característica que me llama la atención. En todo caso no tengo planes de criticar a nadie ni de corregir a nadie. Vivo cosas, las observo, me repercuten, las escribo y las comparto con todos (empezando por los mencionados).

Pero relájese León, voy a seguir hablando de gente pero no hoy. Hoy voy a hablar de tecnología. Y no de cualquier tecnología sino la telefonía celular contemporánea, sólo que como ya hay muchos blogs que muestran las últimas maravillas y mucha gente que entiende más que yo y muestra desde las genialidades hasta los puntos débiles de esos juguetitos, yo me dedicaré a hablar sobre los teléfonos malos.

Teléfonos baratos, ordinarios, de baja calidad o caros pero malos hubo y habrá siempre y esfuerzos criollos por sacar productos locales desde países menos industrializados también. Pero teléfonos criollos no hubo jamás (creo). Por eso señores, todos de pie y reciban con un fuerte aplauso al primer teléfono de tecnología y manufactura 100% venezolana: El ZTE 366, popularmente conocido como "El Vergatario".

La verdad que no se si es tan motivo de orgullo, ni si es sólo venezolano o si generó 15.000 nuevos puestos de trabajo, lo que sí se es que el nombre no se lo puso la gente en joda, se lo puso (en joda) el mismísimo Señor Presidente de la Bolivariana República. El tipo en su plan de mostrarse como un venezolano más, canta en las reuniones, es campechano y cuando se enoja prepotea como desde una esquina. La cosa es que a este aparatito decidió apodarlo como si dijéramos la maravilla, la genialidad, la última chupada del mate, la última Coca-Cola del desierto, el teléfono del carajo y eso en venezolano se dice: la verga.

¡Orden en la sala! La señora ruborizada de la tercera fila siéntese que estamos hablando de diplomacia y tecnología. Caballeros dejen de hacer chistecitos por lo bajo y de mirarse con cara de cómplices que ya los chistecitos por lo bajo los hizo el mismísimo Señor Presidente, etc. etc. o sea Chávez. Lo simpático es que esos chistecitos los hizo con alguien que no se si es un ejecutivo o un funcionario del gobierno chino y después cuando tuvo que presentar oficialmente el teléfono orgullo criollo, Chávez no podía mantenerse serio. La palabra vergatario lo tentaba como travesura de nene chico y mostraba el telefonito como si fuera una joda que nos está haciendo a todos.

Me pregunto qué le comentará a sus amigos el dirigente chino de su experiencia por Venezuela (¡¡No sabés, me sentaron en una mesa protocolar con el presidente al lado y la pintura de un prócer atrás y nos cagamos de risa con un telefonito con nombre pornográfico!!!).

Atrás de todo eso, hay que reconocer que el gobierno puso en el mercado local un aparatito que hasta la gente más humilde podrá tener y para que nadie lo use para hacer bromas telefónicas, el teléfono mismo es una.

Señoras, Señores, Miembros (con perdón de la palabra) de la Asociación Cooperadora: me retiro con un fuerte dolor de cabeza pero los dejo en compañía del más divertido de los maestros de ceremonia que arrojó la diplomacia de los últimos tiempos:

"Chávez y su numerito titulado "El Vergatario"

Gente 1: Germán  

Posteado por mi, o sea: ☀Pau☀

Germán me desconcierta. Es tan buen tipo, tan querible y tan encantador que no debiera ponerme acá a hablar de él. Es un tipo por sobre todas sus características se destaca por ser auténtico, directo, te dice las cosas sin rodeos, te puede apretujar con un abrazo porque le salió de adentro como puede taparte a insultos si le devolvés el iPod sin batería.

Y aunque no disimula que el amor de sus hijitos lo emociona hasta la más humillante catarata de lágrimas, Germán es por sobre todas las cosas un recio. El tipo no tiene problema de hacerle frente a sus jefes y cuando habla con miembros del directorio de la compañía donde trabaja, intercala malas palabras. Pero no de campechano ni de amigable, lo hace porque no conoce sinónimos menos vulgares.

El tipo no puede hablar de suicidios, dice que "fulano se limpió". No puede decir que algo es un disparate, dice "cualquier verdura", ignora la existencia de otras voces que reemplacen la palabra "garchar" cuando en un grupo que va adquiriendo confianza comenta alguna escena hot de una película.

Lógicamente cuando en un grupo hay gente de distintas nacionalidades, uno trata de no hablar en castellano para que los que no entienden no se sientan excluídos. Ese no es un problema para Germán, el loco jamás va a dominar el idioma inglés aunque ya lleva 15 años viviendo en Miami y sus hijos no hablen muy bien el castellano. Pero como es simpático, si hay un coreano o un neoyorkino en la reunión, el tipo se muestra dispuesto a apagar la música de Pappo y ofrece gentilmente: "aijá Pinflói chu" obligando a los contertulios no hispanoparlantes a interpretar esa suelta de guturalidades como un "I have Pink Floyd too" y como nadie se puede negar a aceptar una tira de asado jugosita ofrecida con una sonrisa de oreja a oreja, aceptan aunque hubiera ofrecido un disco de Iván Rebroff.

Esa es otra, nunca voy a entender qué hace Germán fuera de su barrio de origen si todo lo que hace es tratar de representar sus viejos pagos acá. El loco viaja 45 minutos los domingos a la mañana para llegar a una panadería argentina y llevar a la casa medialunas para el mate. Después viaja otra horita para llegar a una carnicería donde conseguir cortes argentinos y ya sabe que ahí la carne es buena y tienen buenos precios. Pero como es generoso los asados los hace para 40 personas sin importar si las conoce o no, si te invita no podés ir sola y tenés que ir con una amiga, novio, tía, abuelos, sobrinitos o vecinos. No se puede rechazar la invitación porque indaga los motivos, no es discreto y si estás enferma tenés que explicarle mucho, si estabas con visitas tenés que llevarlas a su asado y si no tenés ganas confesáselo porque su onda es la honestidad brutal, pero no esperes que no te putee.

Así es que vas a sus asados y te encontrás rodeada de 20 desconocidos, 10 conocidos que no te los hubieras imaginado jamás compartiendo un domingo al aire libre y, por supuesto toda tu gente. Entre toda esa gente hay personas de distintos países (eso es lo más natural acá en el sur de la Florida) pero acá viene la argentinidad de Germán de querer lucirse con la mejor carne mejor asada, con el mejor vino y hasta la mejor mayonesa de la galaxia. Si un chileno viene con su frasquito de pebre para convidar, ese frasquito se lo da a Germán o a su esposa y jamás llega a la mesa. Si un "tico" (costarricence) trae pico de gallo no se entera nadie y si en la mesa algún venezolano, salvadoreño, español, polaco o correntino ofrece una ensalada de nacionalidad neutral (papas con mayonesa y huevo duro, arroz con atún, fideítos fríos con mayonesa, etc.) en algún momento esa ofrenda desaparece sin haber sido tocada y el espacio de la mesa en que se apoyaba da paso a una criolla combinación de lechuga, tomate, cebolla, aceite y vinagre.

Ojalá que te guste el chimichurri porque lo vas a comer, punto. No vengas con que sos celíaco o defensora de los derechos del perejil porque tu choripán va a tener una capa verde y jugosa del orgullo de su madre. Sí señor, se hace traer de Argentina el chimichurri casero de su mamá porque ni su esposa ni ningún otro habitante del planeta puede hacer un chimichurri digno de un asado de Germán.
Presentado así suena odioso, y lo es. Pero el loco tiene una onda que te rechaza y no te cae del todo mal. Cuando te dice "vení probá ésto" ya te puso medio kilo de vacío en el plato, ya estás tomando fernet con soda o, por supuesto: vino argentino. Me encanta el vino argentino, pero tener un italiano sentado a 2 metros, un español a medio, un francés a 3 y saber que toman un excelente malbec sólo porque sus botellas fueron rechazadas, da un poco de vergüenza ajena.

Medio absurdo meterme en detalles como que habla a los gritos, come chicle con la boca abierta, canta tangos y rock (argentino solamente, no conoce a Maná ni a los Hombre G) pero canta con tonito de hinchada de fútbol, se viste con camisetas de la selección argentina y toma el café haciendo ruido (como el típico ruidito de sorber la sopa pero termina con un aaaaaaaaaah! de paladeo).

Germán es un chancho.

Ahora, si mal no recuerdo, comencé hablando de él diciendo que me desconcierta. En ese tono en que se suele hablar para mostrar erudición sobre motores y fixtures, con voz fuerte, tragándose las eses e interrumpiendo, el señor Germán habla con conocimiento y sin desatino de arquitectura gótica, estructura social de occidente en choque con sociedades orientales e islámicas, cine europeo, García Lorca, impresionismo, surrealismo, Gaudí, Dalí, Buñuel, economía, negocios, software y líneas de colectivo de Capital Federal y el Gran Buenos Aires.

Y me desconcierta. Si un día me animo, sabiendo que profesa la honestidad brutal y tratando de imitarle su onda para decir las cosas, lo voy a tener que encarar y decirle:


Germán querido, una de dos: O te decidís por ser un grasa consumado que sólo habla de motores y cuelga posters de minas pelotas o refinás tus modales y te comportás a la altura de tus putos conocimientos que no puedo entender de dónde cuernos los sacaste si jamás en tu vida agarraste un libro o aprobaste una sola materia del secundario.

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