Un Noviejo No-Viejo
mayo 02,
2009
2009
Cualquier similitud con la realidad es… es para que se haga cargo quien quiera. Al menos evitaré datos muy precisos o nombres que comprometan a los involucrados en la causa.La señorita de la anécdota tiene 26 años (¡uy, qué casualidad! como yo) y se encandiló con los encantos de un caballero un poco más grandecito. Unos 40 digamos para redondear. Pero no un tipo que le pesa el tiempo y se va poniendo "grande" ni un avejentado no asumido que hace el ridículo con ropa de adolescente, sino una especie de Rolling Stone, uno de esos que ya tienen sus arrugas en la frente o alrededor de los ojos pero que se viste joven, que tiene gustos actuales, una personalidad magnética, y que tiene un espíritu muy juvenil y divertido. Bueno, estamos hablando de alguien especial, un hombre que ya ha estado casado y que ya ha pasado por la experiencia de la paternidad pero que todavía llama la atención de las chicas más jóvenes. O al menos de la chica de esta anécdota.
Resulta que el señor y la chica se desencuentran tanto que ya parece a propósito, pero cuando no pueden provocar otro desencuentro, entre ellos se genera una química que no deja muchas dudas acerca de qué sienten el uno por el otro. Lógicamente, si conversaran, las dudas y los temores se despejarían y dos personas adultas aunque con bastante diferencia de edad, conseguirían entenderse y ponerse de acuerdo con intentar una relación o ignorarse oficialmente.
No me vengan con que no importa el "quedirán" porque puede no importar a puertas cerradas, pero cuando salen de la manito y se sientan en un café o en la cola del banco, una que otra mirada fulminante lo dice todo: "esa aprovechadora le está vaciando la billetera al veterano" o "ese viejo verde le está poniendo los cuernos a su esposa con la secretaria". Bueno, incomoda seguramente y cuando dos personas podrían llegar a iniciar una relación está todo muy inestable y se miden mucho antes de dar cada pasito, no quieren dar una impresión negativa o hacer algo que arruine la onda que se va dando.
Ella, que también tiene su pasado, no es nuevita en cosas del amor pero es bastante "Susanita" y no tiene claro en qué se mete si quiere estar toda su vida con una persona que hoy está joven pero en unos años la diferencia de edad puede acentuarse por cuestiones naturales.
Él, que podría plantearse no volver a comenzar a armar un hogar y llenarlo de niños, se pregunta cómo sería esta nueva oportunidad que tiene en la vida, no sólo de tener un alma joven sino de actuar como cuando tenía 30.
Un día, después de trabajar, él le pidió que lo acompañara al cumpleaños de un amigo y que después, si se desocupaban temprano podían ir a dar una vuelta por la rambla. En la casa del amigo ella era la más jovencita pero se integró pronto a la reunión y compartió risas con todo el mundo aunque no se involucró mucho en los diálogos en que mencionaban deportistas de los años 80 o los dibujitos que miraban en la tele en los 70. Se desocuparon temprano y fueron a tomar una cerveza a un pub donde una banda tocaba música en vivo. Todas las mesitas tenían gente de entre 20 y 30 años y a ella la miraron unos chicos que no forzaban su juventud para parecérsele.
Él sintió que quiere estar con ella pero que no pega en su mundo.
Ella sintió lo mismo.
¿Vale la pena el intento?
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on sábado, mayo 02, 2009
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24 millones de cosas me dijeron!!!