Me acaba de recordar el Lic. Lenonangeli que hablo a menudo de un conflicto social en el que no hemos reparado: el calzado seleccionado por los caballeros.
Puntualmente uno en especial, uno que es para fino para callejear y ordinario para smoking. En otras palabras un calzado con altos índices de ponérselo donde no pega: el mocasín con guirnaldas.
Los hombres que todavía no descubrieron que estos zapatos son un poderoso repelente de mujeres los usan con jeans y camisa dentro del pantalón, con un cinturón de cuero en el mismo color de estas bellezas que se ven en la foto y se encuentran con sus amigos, todos varones. Algunos de ellos peinados al agua con raya al costado, otros en lugar de camisa usan la camiseta de su equipo de fútbol, pero para afuera porque son muy cancheros y los friolentos con campera de gimnasia, generalmente azul oscura con tres líneas blancas en las mangas arremangadas y los hombros cubiertos de caspa. Algo les hace presentir que cuando salen con esa pinta no hace falta llevar "protección", a lo sumo alguna pastillita para la digestión, porque estarán más cerca de anchoas, escarbadientes, manjares aceitosos y alcoholes de bajo costo que de chicas, humor elegante y tragos con paragüitas.
Muchas veces los señores que están en pareja estable se visten como les piden sus mujeres pero acá les revelo uno de los grandes secretos guardados por las mujeres del mundo: cuando sus esposas les regalan o les proponen comprarse esos mocasines no es porque les guste sino porque se aseguran que sus hombres salieron a la calle con una alarma anti levante.
Los mocasines con guirnalda no tienen edad, lo usan algunos nenes para ir a la escuela, los más crecidos para ir a la facultad y los que trabajan de camisa y corbata se los ponen para ir al parque los sábados. Con estos mocasines se puede pisar barro, andar en bicicleta y patear pelotas pero no por eso sus usuarios se los cambian por zapatillas con onda.
Pero hay algo peor, estos mocasines no son sólo unos recortes de cuero montados sobre suela: son todo un símbolo de estilo de vida. Vale decir, estos mocasines, como ya se le confesó al Lic. Leonangeli, van por dentro del que los usa, son parte de su anatomía hasta cuando no se los ponen. Es como si su corazón ostentara dos bonitas guirnaldas y el empeine bajo para apreciar bien la textura de las medias.
Hay que aprender a identificar a los que usan estos mocasines en el momento que andan con otra cosa, hay que perseguirlos y pasarles cepillo de alambre por la parte del cerebro donde se encuentra alojado el gusto por el mocasín de guirnaldas. Para eso, acá van algunas frases que suelen decir los dueños de esos zapatos:
- Sólo me los cambio para andar de pantalón gris y zapatillas de velcro.
- Son tan cómodos (mientras sonríen de medio lado y ponen una cara de enamorados que no se les puede decir nada).
- Yo sé que no pegan con pantalón de jogging pero voy a la panadería y vuelvo.
- Adiós muñeca (mientras sonríen de medio lado y ponen una cara de enamorados que no se les puede decir nada).
- Yo sé que no pegan con shorts, pero saliendo de la panadería me invitaron a un asado y no iba a ir de largos.
- Yo sé que no pegan con saco para el cumpleaños de Vanessa, pero masí…
Señores, esos zapatos encabezan la lista de los accesorios matapasiones. Una mujer olfatea y reconoce al usuario de esos zapatos los lleve puestos o no. Hagan ejercicios para dejar de pensar en ellos: yoga, control mental, compren revistas de mujeres y vean qué usan los hombres que acompañan a las damas que ustedes sueñan. Vayan al cine, a ver recitales y a la cancha a mirar más que disparos, guitarras y pelotazos.
Los hombres sexuados no usan mocasines con guirnaldas y el que sí los usa es alguna otra cosa.
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on martes, mayo 26, 2009
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31 millones de cosas me dijeron!!!